23/6/19

Capítulo 4: La segunda etapa (1960-1976)



            Con la nueva década los Bolsillitos perdieron muchas cosas: sus inolvidables tapas a cuadritos, los Bolsillitos desplegables, los con sorpresas que traían ventanitas, la presencia de la mayoría de los autores e ilustradores de la primera época, la Colección “Gatito” con la cual compartían personajes, los suplementos de juego, el programa de radio, muchas series y personajes amados por los lectores de los cincuenta y, especialmente, la cantidad de ejemplares editados y vendidos.




            Esto último provoca que haya menos ejemplares en circulación y que no se pueda reconstruir completamente la nómina de los títulos publicados, con sus correspondientes autores e ilustradores. Además, en algunos años, bajó mucho la calidad del papel y eso convirtió  a los Bolsillitos en objetos muy frágiles y difíciles de conservar.
Evidentemente también están en juego otros factores como los problemas sociales y económicos y los cambios de los hábitos lectores. Hay que tener en cuenta que en los cincuenta la televisión casi no existía. Me crié en un barrio de la zona norte del Gran Buenos Aires y los primeros recuerdos que tengo de ella son de 1956 ó 1957 cuando, algunas noches, íbamos toda la familia a ver tele en casa de un afortunado vecino. El primer televisor que compraron mis padres habrá sido en 1959 o en 1960. Claro que en los barrios había cines, en el mío había tres y los chicos íbamos solos a las funciones de la tarde; en mi caso, casi todas las semanas, acompañada por mi hermano y mi primo, un par de años mayores que yo.
 Se podría hablar también de la competencia de las revistas de historietas, las famosas “revistas mejicanas”, y de revistas de otras editoriales argentinas, por ejemplo “Codelín” de Códex, que traía como suplementos unos libritos de tamaño similar a los Bolsillitos, o Sigmar con su “Colección Pichi”, de tamaño  aún más pequeño; o  con “Mis animalitos”, de tamaño un poco más grande, pero que llamaban mucho la atención por ser troquelados y de tapas semi-rígidas.
Un factor fundamental puede haber sido la ausencia de Boris Spivacow, que pasó a hacerse cargo de Eudeba en 1958. Si bien la parte literaria estaba en buenas manos, por la presencia de Beatriz Ferro, los encargados de la distribución y la publicidad pueden no haber sido tan eficientes como Boris.
Pero no quiero hablar de decadencia porque los Bolsillitos nunca decayeron en calidad. Había menos ejemplares a la venta, eso es indudable; el papel, en algunos períodos, no era un papel de calidad, pero la gente que los seguía haciendo sí y lograron sobrevivir hasta el último suspiro de la Editorial Abril, en 1976.
Voy a dividir mi análisis en dos sub-períodos. El primero desde enero de 1960 hasta noviembre de 1968; el segundo, un poco más breve desde diciembre de 1968 hasta octubre de 1976. Paso a explicar el porqué.
El Bolsillito número 866 ¡La cosa más linda del mundo!, escrito por Edith e ilustrado por Chacha es del 27 de noviembre de 1968 y es un título original. No conozco los títulos de los cuatro números siguientes, pero el 871, del 25 de diciembre,  ya es una reedición: Puntitos con sorpresa de Salva.




No estaba segura de que todos los Bolsillitos a partir de esa fecha fueran reediciones, pero ahora, con el catálogo más completo, creo que sí. Los títulos originales oscilan entre 866 y 870. Todos los demás, alrededor de cuatrocientos números que abarcan los últimos ocho años, son, casi con seguridad, reediciones. Pero me parece que la cifra de ochocientos setenta títulos originales publicados semanalmente durante diecisiete años ya es bastante importante.


La década del 60


            En los primeros años, siguieron apareciendo figuritas sueltas dentro de los libritos, pero ya no se llamaban "Galería de Bolsillitos" ni tenían diseño de postal. Se llamaban "suplementos " y representaban una escena del cuento.


Suplementos de los Nº461, 463, 469 y 470

            Ya vimos que el primer Bolsillito de 1960 es el último en tener tapas a cuadritos. Se trata de Los zapatos de Clavito, de Beatriz y Chacha, y es un cuento sobre los Reyes Magos, como era habitual en los Bolsillitos publicados en esa fecha.




            En el número siguiente, ya con las nuevas tapas, Beatriz lanza, dentro de la serie “Mis animalitos”, a uno de sus personajes más famosos: el Topo Amable. La cuestión de las series en los Bolsilltos es para volver loco a cualquiera ya que “Mis animalitos” es una serie de los primeros años. En este cuento salen los personajes de la serie “La vida en el bosque”: la ardilla Canelita, el castor Bibí, el mapache Osiquito…



Nº 402 ¡Los topos son así!

¿Por qué el cambio de nombre? Porque la serie del bosque ya no existe, como tampoco la de “Los cachorritos”, ahora los cuentos de animales vuelven a ser de “Mis animalitos”, salvo los de la serie “Carnavalito” que continúa con ese nombre.


Nº405 Los cabritos del tambor

 Pero “Mis animalitos” no dura mucho, ya que las próximas aventuras del topo son de “Mis alegrías”, una serie que nunca dejó de existir y que reúne todos los cuentos que no entran en determinada serie.



Nº513 ¡Otra vez el topo!

            La más coherente de las series es “El pato Donald” que sigue reuniendo todos los personajes de Disney. Hubo un intento de resucitar la serie “Mi escuelita” con títulos como El enanito maestro (410), de Beatriz y Chacha y Ticho y la geometría (535) de Nora y Ruth, pero también se incluyó en esa serie Banderín (476), de Noñé y Ruth, que no tiene nada que ver con la escuela…


Nº410 El enanito maestro

            Además de “Carnavalito”, siguieron las dos series de cuentos tradicionales, leyendas y mitos, y aparecieron algunas nuevas.


Nº406 ¡Una caldera grande así!


Nº416 Los burritos de Haití

            A partir del número 550, de noviembre de 1962, dejó de aparecer el nombre de la serie, aunque se tratara de personajes que antes pertenecían a alguna de ellas. Gracias a Dios.
            Dentro de la serie “Mis alegrías” aparecieron cuentos de un mismo personaje que merecerían tener una serie que nunca tuvieron. Son los siguientes.


El Topo Amable

            Es una creación de Beatriz y Ruth. Se trata de un topo casi ciego, como todos los topos, que se mete en líos porque siempre confunde las cosas. El nombre se lo pone Osiquito en el primer cuento ya que lo considera un animal  muy amable porque dice que su terreno es hermoso cuando, en realidad, es una calamidad porque hace mucho calor y Osiquito no tiene ganas de labrar la tierra. Pero el topo, sin darse cuenta, remueve todo el terreno y el mapache puede sembrar y hacer un hermoso jardín. Sin embargo, después de descansar, vuelve a cavar túneles y destroza las flores porque “los topos son así”, su corta vista no distingue entre un yuyo y una flor.




            Algunos de los otros cuentos del topo son: El topo amable (497), Los anteojos del topo (508), ¡Otra vez el topo! (513), Los pantalones mágicos (666), El topo va de viaje (688)




            Al igual que había hecho Inosito, este personaje siguió viviendo más allá de los Bolsillitos. Por ejemplo aparece en El trébol azul 2 .Leer e imaginar. Historias de un topo llamado Amable, de Editorial Aique, en 1994 y en Cuentos del Topo Amable, de Atlántida en  2007. En este último está Los pantalones mágicos con un final diferente que no les voy a contar. Creo que, para los lectores de los sesenta, ni el topo dibujado por Carlos Nine ni el dibujado por Elena Torres son el verdadero Amable dibujado por Ruth.





Cándida

            Es otro personaje de Beatriz, ilustrado por Ruth. Aparece por primera vez en el 561 ¿Qué buscas, Ardillita?  Como su nombre lo indica, es una ardilla muy ingenua y forma parte de la pandilla del topo, a la que pertenecen también el zorro (que no tiene nombre) y otros animales. Tiene varios cuentos: Cándida  (581). Alfombras para volar (615),




La quinta del zorro (663), que es una recreación del cuento tradicional El zorro y el quirquincho (aunque no se lo menciona); El zorro en África (692);  La suerte de Cándida (703), entre otros.



Nº663 La quinta del zorro

            Este personaje también salió a recorrer mundo;  aparece en Cuatro cuentos cándidos de la colección “Los caza cosas” de Editorial Estrada del 2012, ilustrado por Elena Torres. Uno de los cuentos retoma el argumento del Bolsillito  703 La suerte de Cándida, con algunos cambios en los nombres de los personajes.  





            Hay otro personaje de Beatriz que, a pesar de tener un solo cuento, tuvo mucha suerte. Es Alvarito (Bolsillito 701), que asciende socialmente cuando pasa de un humilde Bolsillito a un libro-álbum. Hasta cambia su nombre por uno más elegante: Ramiro, ilustrado por Clara Urquijo, Atlántida, 2006.



 Alvarito (1965)
Ramiro (2006)

            Esto prueba que los personajes y los argumentos de los Bolsillitos  pueden cambiar de época sin ningún problema.


Panchito

            Así como Nora había creado una Panchita, ahora aparece un Panchito (tal vez su hermano)  ilustrado por Ruth, que como Pinocho y Pinochita (tal vez sus primos) cambia de oficio a cada rato. Así tenemos Panchito heladero (454), Panchito carnicero (459), Panchito frutero (463), Panchito lechero (466).



            Pero la diferencia es que trabaja para diversos patrones que siempre terminan echándolo. Es que Panchito es un tierno: le presta el carrito de los helados a un pingüino para que se refresque, le da la carne a un perrito, hace títeres con las frutas para divertir a otros chicos y reparte la leche entre los gatos del barrio.






Ada y Adita

            El primero de esta serie es el 507 La señorita Ada, una niñera mágica como Mary Poppins, encargada de cuidar a Chiquita y Miguel. La nena sospecha que es un hada, pero su hermano no lo cree hasta el momento en que  Ada encuentra la hache que se le había perdido y sale volando por la ventana.



            En el 520 ¡Ada es un hada!los hermanos van a visitarla a su casa y le ayudan a limpiar. De una forma muy particular, por supuesto.
            Adita aparece en el 522 Adita aprende a ser hada. Es la sobrina de Ada, su tía le regala la primera varita y le enseña a usarla, pero Adita se va a hacer magia por su cuenta y no todo le sale bien.




            Otros cuentos son  Ada va al zoológico (541),  Ada y el ñu (602), donde decide ser maestra suplente y arma más líos que en el zoológico, Ada y los colores (613), Adita se escapó (649), Ada en el circo (699)




. El último creo que es El hada maestra (777)  donde ya es maestra titular. Este está ilustrado por Ruth, mientras que los anteriores son todos de Agi. La autora es siempre Beatriz.




            Los cuentos de Ada salieron entre 1964 y 1967 y es uno de los personajes más recordados por los lectores.


El brujito Ticho

            Es un personaje de Nora y Ruth que ayuda a los chicos en problemas. Aparece, por ejemplo, en: Carlitos y su elefante (519); Ticho y la geometría (535); El polvo del revés (565).


El duende Troc

            Este personaje es de Beatriz y Ruth, es un duende muy pequeñito.  En Troc (523) convive con una familia causándole problemas hasta que el nene de la casa dibuja un tren en la pared al cual Troc sube y se va muy feliz.




 En Troc y la bruja (655) el argumento es mucho más interesante: Troc tiene la habilidad de entrar en los libros, entonces entra en uno en el cual la bruja Hilofino tiene atrapados a dos chicos en un altillo. Al dar vuelta la página, desde dentro del libro, rompe la puerta del altillo y los chicos se escapan.Pero la bruja los ve y los persigue.  Entonces Troc derrama un frasquito de tinta y se hace de noche. La bruja vuelve a hacer luz y queda encandilada por lo cual no distingue qué clase de ser es el duende y sus hechizos no funcionan.  Troc se escapa haciendo una escalera con las palabras del cuento  y atrapa a la bruja lanzándole, como si fueran aros, cinco oes mayúsculas. Luego fabrica para los chicos hamacas con la línea del horizonte y los tres escriben al pie de la última página “¡Y todos fueron muy felices!”




Osotonto

            Es un oso que, obviamente, es como su nombre. Aparece en Osotonto (537), escrito por Beatriz y en Osotonto y el duende (573) escrito por Susi. Las ilustraciones son de Ruth.




La brujita Flo

            Otro personaje de Beatriz y Ruth. Es una brujita que quiere ser mala, pero siempre termina haciendo cosas buenas. Aparece en: Flo y el búho (569); Flo pesca un regalo (598)




¡Con una sorpresa!

            Dentro de la serie “Mis alegrías” salieron algunos Bolsillitos que tenían un cartelito dibujado en la tapa con la leyenda “¡Con una sorpresa!”. La misma consistía en un librito enganchado en las páginas centrales. Eran casi del mismo tamaño que los Bolsillitos, pero con dibujos en blanco y negro que los chicos podían pintar. Algunos también traían entretenimientos.


Nº446 Sardinita

            Creo que salieron sólo a fines de 1960. Los  títulos de “Mis alegrías” son: Sardinita (446) de Beatriz y Ruth y  Los adornos de Lilí (451), de Beatriz y Agi. Este último traía adornos para el arbolito, para pintar y recortar.


Sorpresa del Nº 451 Los adornos de Lilí

            Algunos pertenecían a otras series, por ejemplo Laurín el del jardín (445), de Beatriz y Ruth,  es de “Los pueblos y sus cuentos”; Marcelino el gauchito (447) de Beatriz y Agi, es de “El mundo chiquito”; El gatito Rombo (450), de Beatriz y Ruth de “El elefante y la pulguita”.


Sorpresa del Nº450 El gatito Rombo


 Finalmente Las casitas de Miguel (444) y El día que Miguel se enojó (448), de Beatriz y Chacha, pertenecen a la serie “Mis juguetes”


Nª444 Las casitas de Miguel

Carnavalito

            Esta serie de fines de la década anterior, siguió saliendo un par de años más. Como siempre, con textos de Beatriz y dibujos de Ruth. Algunos títulos son: Los cabritos del tambor (405), Carnavaito (408), Reina (414), Traful el huemul (419), Regalo para Celeste (424), Coquena y los Reyes Magos (453).




El pato Donald

            La serie de Disney no tuvo tantos títulos como en la primera época, pero siguió estando. Menciono el nombre del adaptador que aparecía al final, porque en la tapa seguía  figurando “Walt Disney”,  como autor y como ilustrador.
 Adaptados por Edith: Manni el burrito (418), El sastrecillo valiente (475), La noche de las narices frías (538). Adaptados por Beatriz: La bella durmiente (413);  Pi y Olín (439), Pinocho y los juguetes (452), que era “con sorpresa”; La colección de Pluto (483), Pi, Olín y el acordeón (489). Creo que el último de Disney fue el 538, en 1962.





Cuentos populares. leyendas y mitos

Ya vimos, en el capítulo anterior, que Beatriz Ferro pasó al CEAL para dirigirl los ·”Cuentos de Polidoro”; en esa colección fue la encargada de reescribir los cuentos clásicos de Perrault, los Grimm y Andersen, así también como las leyendas y mitos americanos. Varios versiones suyas de los Bolsillitos reaparecieron en los Polidoro con muy pocos cambios.

Los pueblos y sus cuentos

            Beatriz continuó con esta hermosa serie durante los dos primeros años de  la década. Algunos títulos son:
-       El espíritu de la luna (404), cuento japonés- ilustrado por Ruth
-       Los burritos de Haití (416), cuento haitiano- Chacha.
-       Los buscadores de colores (421), leyenda argentina- Ruth



-       El coco que encerraba la noche (432), leyenda brasileña- Ruth
-       Laurín , el del jardín (445), cuento italiano- Ruth
-       Huampi el cazador (449), leyenda clachaquí- Ruth
-       Los músicos de Bremen (472), cuento alemán- Ruth



               El coco que encerraba la noche es de agosto 1960. Beatriz volvió a publicar esta historia con el título El cuento de la noche en el número 25 de los ·"Cuentos de Polidoro” en 1967. La versión de los Bolsillitos es más breve y omite algunos detalles.      





Versión de los Polidoro ilustrada por Amalia Cernadas

              Más adelante,  salieron otros títulos que deberían haber formado parte de esta serie, por ejemplo: La suerte de Hans (533) que pertenece a “Mis alegrías”. Es curioso, porque no figura como adaptación, pero se trata de Juan el afortunado, un cuento alemán recogido por los hermanos Grimm. Lo mismo sucede con Los duendes zapateros, que figura como de Beatriz, cuando es una adaptación de otro cuento de los Grimm.

Y, cuando ya no existían las series salieron, por ejemplo Salustia y el rey (658), un cuento polaco ilustrado por Leo y Halvor y el oso (831), un cuento sueco ilustrado por Ele.



Hay varios cuentos de Beatriz, que no figuran como adaptación, pero que me parece que lo son, aunque no llegué a identificarlos, por ejemplo: Los buscadores de la primavera (594), Un cuento chino (729), El gran árbol (730), entre otros.

Historias del mundo

            La serie de mitos y leyendas continuó durante 1960. En ese año salieron:
-       ¡Una caldera grande así! (406), leyenda nórdica- ilustrada por Leo.
-       Los hombres y el elefante (412), leyenda hindú- Ruth




-       Los siete días del mundo (417), La Biblia- Ruth
-       Los dioses y el mosquito (423) leyenda maya- Ruth
-       El hermanito de Apolo (428), mito griego- Leo
-       Y Glooskap hizo los pájaros (438), leyenda canadiense- Ruth

Los dioses y el mosquito también salió en los Cuentos de Polidoro, Nª 29 Los dioses campeones (1967) Al igual que el anterior, está ilustrado por Amalia Cernadas y tiene más detalles que en la versión de los Bolsillitos.






Cuando se acabaron las series, salieron esporádicamente algunos cuentos mitológicos. Por ejemplo El Rey Midas (781), ilustrado por Ruth y Oski. Es una versión bastante suavizada porque el rey no convierte en estatua de oro a ningún animal o persona, sólo transforma cosas y alimentos.





Mis juguetes

            Evidentemente Osito, Muñequita y Trapito habían dejado un nicho vacío muy difícil de llenar. Utilizando el mismo título de la exitosa serie de Susi y Agi, apareció en 1960 otra de personajes-juguetes, escrita por Beatriz e ilustrada por Chacha.
            La diferencia fundamental es que estos juguetes tiene un dueño: un nene llamado Miguel. En el primer cuento  El Gatito de paño (425), el gatito se escapa de la juguetería porque quiere tener un amigo humano. Puede hacerlo gracias a la complicidad del dueño, Don Basilio, que deja la puerta entornada  porque sabe que hay juguetes que van a buscar a los chicos. Pero no a cualquier chico, ya que el gatito descarta a varios posibles dueños antes de encontrarse con Miguel, que lo lleva a casa en su triciclo.




            El siguiente es Lumpi (429). Miguel  está paseando en el triciclo cuando aparece el gatito arrastrando una caja llena de caramelos que había encontrado, pero no recuerda dónde. Miguel se pone muy contento hasta que ve que hay una tarjeta que dice “Para Lumpi”. Si los caramelos tienen dueño, hay que devolverlos. Entonces empiezan a recorrer el barrio preguntando por Lumpi. Como no encuentran a nadie que se llame así, Miguel decide llamar Lumpi al gatito para poder comerse los caramelos sin ningún tipo de remordimientos.




            En los siguientes cuentos se  agregando otros dos juguetes. En Oink (431) es un chanchito de paño el que decide irse de la juguetería para encontrar un chico. El patito Sofanor  no quiere irse, pero lo quiere ayudar.  No les resulta tan fácil como al gatito ya que este vivía en el primer estante y ellos casi en el último. Se sientan en un sube y baja para impulsarse y el patito cae en el último estante, con la cabeza pegada al techo, en una posición muy incómoda. Como el chanchito no puede sacarlo, se trepa él también para hacerle compañía. Sofanor aletea de rabia y…sale volando. Se pone tan contento que decide irse de la juguetería, mientras Oink se queda lagrimeando con la cabeza pegada al techo. Entonces el patito le hace notar que está en el estante de los aviones. Oink se sube a un helicóptero y aterriza en la puerta de la juguetería. Y los dos amigos se van caminando a buscar aventuras.




            La historia continúa en Oink busca un amigo (436), en la que el chanchito encuentra un nene para jugar, pero no se queda con él y en El trencito (441) donde Oink y Sofanor se encuentran con Lumpi y juegan en un tren de juguete.




Pero recién se encuentran con Miguel en Las casitas de Miguel (444) y, después de un malentendido, se quedan en la casa de Miguel, creyendo que es la suya.




 Otros cuentos de la serie, que sólo duró un año,  son El día que Miguel se enojó (448) y El pato Sofanor (457). La mayoría de ellos son “con sorpresa”.




Puf-Puf

            Es una serie de Nora, ilustrada por Ruth. El primero es Puf-Puf el conejo mágico (427). Un nene llamado Pablito va al circo con su papá. El mago dice que va a sacar un conejo de su galera, pero el conejo no aparece. Cuando Pablito llega a su casa, encuentra un conejo en su bolsillo. El problema es que sólo él puede verlo y sus padres creen que lo está inventando. Así Puf-Puf, el conejo mágico se instala en la vida de Pablito.




            Otros cuentos de esta serie son Puf.Puf va a la escuela (433), Puf –Puf va de pic-nic (437), El huevo de chocolate (465). Siempre el argumento gira alrededor de las travesuras que hace Puf-Puf, que sólo Pablito puede explicar, pero que nadie le cree.



El mundo chiquito

            Es una serie  que empezó  Beatriz y siguió Nora y  tiene como protagonistas a niños o seres pequeños, pero son historias individuales, los personajes no pasan de un cuento a otro.
            Algunos títulos de Beatriz son: Cachito pescador (442) y Marcelino el gauchito (447), ilustrados por Agi; La pesca y Martín (464) ilustrado por Leo y El enanito y el tiempo (468), ilustrado por Chacha.


Nª47 Marcelino el gauchito

            Y de Nora: ¡Hay nieve! (480), ilustrado por Ruth y ¡Al agua, Juancito! (484), ilustrado por Agi.


El elefante y la pulguita

            Otra serie de Beatriz cuyo nombre es un misterio, ya que no encuentro ningún elemento que lo justifique.
            Entre sus títulos figuran, ilustrados por Ruth: El gatito Rombo (450), ¿Quiénes el más viejo? (469), La ventana de Ana (491), Dalmira va de paseo (517).
            Ilustrados por Agi:Cayó un hada en el jardín (495), Tomasito y el campo (526); por Chacha: Las casitas de los árboles (460).


Nº450 El gatito Rombo


Mi calle

            También reúne títulos de Beatriz y Nora. Parecen ser todos de niños que se mueven por su barrio paseando, haciendo compras, trabajando. No duró mucho tiempo. Algunos títulos son: Yo soy yo (455) de Beatriz  y La calle de Hernán (477) y Gabriel quiere trabajar (481) de Nora. Los tres están ilustrados por Ruth.




Noche y día

            Es otra serie de  Beatriz con título enigmático. En ella aparecieron: Osopardo y Osaparda (456) y El viento quiere jugar (471), ilustrados por Leo; El parque y el invierno (500) y El paseo de Dionisio (506), ilustrados por Ruth y La siesta del enanito (490), ilustrado por Chacha.





1, 2,3

            De esta serie sólo encontré un cuento, Diez pesitos (461), de Nora y Ruth. El narrador protagonista va contado las monedas que le dan por hacer diversos mandados, hasta llegar a reunir diez pesos para poder comprarse un camioncito azul.




            Vemos que de las series nuevas de los primeros años de los sesenta, no hay ninguna que haya tenido la trascendencia de las de la década anterior. Creo que fue buena la decisión de dejar de clasificarlos en series ya que, salvo las que tenían los mismos personajes, eran bastante arbitrarias en la inclusión de los títulos dentro de las mismas.


Los clásicos

            Me interesa ver cómo adaptaban los cuentos clásicos en esta época, si hay diferencias con la anterior o no. No hay tantos títulos como en la primera etapa, pero igual están presentes. Las adaptaciones son casi siempre de Beatriz.
            El primero aparece en 1961, es Los músicos de Bremen (472), ilustrado por Ruth, que figura como “cuento alemán”, pero sigue la versión de Jacob y Wilhem Grimm. En este cuento no pasa nada truculento que se pueda censurar, pero igual se suavizaron algunos detalles. Si bien se dice que el gallo estaba destinado a ser comido, los otros tres animales, el burro, el perro y el gato sólo fueron echados por sus amos porque estaban viejos y no les servían. En el cuento original los amos quieren matarlos.




            En la versión de Beatriz de los Cuentos de Polidoro, Nª15, ilustrada por Agi (1967) se sigue más de cerca el texto original.



            En 1962 apareció, ilustrado por Agi,  La suerte de Hans, (533) como ya vimos con el nombre de Beatriz y sin el rótulo de adaptación. Es un cuento de los hermanos Grimm que suele traducirse como “Hans, Juan o Juancito el afortunado”. Se trata de un  muchacho que recibe un pago importante por su trabajo de varios años y, en el camino de vuelta a su casa, va cambiando su única posesión  por un animal o cosa cada vez de menor valor. Pero a él no le importa, porque es una persona positiva y sabe ver el lado bueno de las cosas.





            En los años siguientes no encontré ninguno, pero, como no conozco todos los títulos, puede ser haya habido alguna adaptación. En mayo de 1966 apareció El hombrecito de pan de miel (733); en noviembre de 1967 Un chico…, un hombre y un burrito (810)  en diciembre  Los veinte colchones (814) y El conejo azul (818);  en el transcurso del año siguiente: Los duendes zapateros (820), Hansel y Gretel (821), Rumpelstiltskin (827), El mago Lenguado (829). Los tres deseos (837), Los tres osos (845). Este último, adaptado por Edith.

El hombrecito de pan de miel, de Beatriz y Ruth, es una versión del cuento inglés El hombrecito de jengibre, en el cual una galletita con forma de persona se escapa del horno de una viejita y se echa a correr. Lo persiguen la pareja de ancianos y varios animales que quieren comérselo, pero el hombrecito corre y corre cantando una canción burlona. Hasta que un zorro se ofrece a ayudarlo a cruzar un rio y lo va haciendo pasar desde su cola hasta su hocico; ahí tira la cabeza hacia atrás, lo lanza por el aire, lo atrapa con la boca y se lo come. Ahora bien, en la versión del Bolsillito el hombrecito se cae en la pimienta y la viejita no lo corre porque ya el sabor está arruinado, se encuentra con varios animales que tampoco lo corren, sólo le preguntan adónde va. Al final, pasa lo mismo con el zorro, pero, cuando está a punto de comérselo, la pimienta lo hace estornudar, el hombrecito vuela por el aire, cae en la otra orilla y se escapa… ¡Era una galletita! ¿Está mal comer galletitas con forma de persona? Sin embargo, en El casamiento de la pulga (799), sobre el final, el zorro se lleva a la madrina (la gallina) y el gato al padrino (un ratón)…



Un chico…, un hombre…y un burrito es una versión fiel del cuento de los hermanos Grimm.




            Los veinte colchones es La princesa y el guisante de Andersen. No se menciona al autor, pero se dice que es una adaptación; reproduce fielmente el original y la ilustradora es Ruth.



La versión de Los cuentos de Polidoro, ilustrada por Ayax Barnes,  es prácticamente el mismo texto, con algunas frases cambiadas. Es el Nº7 El intrépido soldadito de plomo/La princesa y el garbanzo. Es de mayo de 1967 en tanto que la de los Bolsillitos es de diciembre del mismo año.



            Rumpelstiltskin está muy bien adaptado. Los ilustraciones son de Agi y, cuando uno las mira, no puede dejar de pensar en “Los cuentos de Polidoro”, es el mismo estilo que aparece en estos, mucho más simplificado  que en años anteriores, pero sin dejar de ser el estilo característico de Agi. Recordemos que los Polidoros comenzaron a salir en 1967, tanto Beatriz como Agi estaban trabajando simultáneamente en las dos colecciones,




            El mago Lenguado es el cuento El pescador y su mujer, de los hermanos Grimm, igual que el anterior. También es una adaptación fiel, es un cuento sobre la codicia sin límites, con una moraleja implícita que no da lugar a ningún tipo de censura. La ilustradora es Ruth.




            Los duendes zapateros, El conejo azul y Los tres deseos  también aparecen en “Los cuentos de Polidoro”, adaptados por Beatriz. Vamos a ver si hay coincidencias entre las versiones o no.
            El primero es un cuento de los Grimm. Las dos versiones son casi iguales, con algunas frases  más en la edición del CEAL que lo hacen un poco más largo, Veamos la rima final que cantan los duendes. En el Bolsillito es “¡No somos duendes zapateros” / ¡Somos los duendes caballeros!”.




 En tanto que, en el Polidoro, es: “¡Somos los duendes caballeros!/ ¡Ya no seremos zapateros!” El Bolsillito es del 3 de enero de 1968 y el Polidoro, que se llama solamente Los duendes  es un poco anterior, es el número 19 de la colección así que debe ser de agosto de 1967. Está en el mismo tomito que  El ganso de oro, a continuación de este, por eso no aparece en los listados de la colección.  Está ilustrado por Agi y el de Bolsillitos, por Ruth.




            El conejo azul es La novia del conejo, también de los hermanos Grimm. En los Bolsillitos salió a fines de 1967 y en Polidoro en el número 15 (junto con Los músicos de Bremen) en agosto del mismo año. Es prácticamente la misma versión, con muy pocas diferencias. La edición de Abril está ilustrada por Ruth y la del CEAL por Agi.






            Los tres deseos es un cuento muy gracioso de Perrault. El de los Bolsilltos está ilustrado por Chacha y es del 5 de junio de 1968.  El de los Polidoro, que es el número 13, es por lo tanto, anterior; está ilustrado por Oscar Grillo.  Si bien el argumento es el mismo, hay una mayor diferencia ente las dos versiones de Beatriz. La del Polidoro es mucho más larga y tiene más detalles, por ejemplo  la enumeración que hace el leñador de cómo puede hacer su mujer para ocultar su nariz de salchicha…






            Dejé para lo último a Hansel y Gretel y Los tres osos porque ya habían salido en los primeros Bolsillitos.
            Recordemos el final de  Los tres osos de Noñé: el osito persigue a Rizos de Oro para que se termine de tomar la sopa.  En la versión de Edith, donde la comida es arroz con manteca, no sucede eso. La nena, que se llama Luciana, escapa asustada como en el cuento original.




 Además, mientras en la primera versión sólo se hacía referencia al tamaño de las cosas, en la de Edith aparece ampliado el juego de opuestos (frío- caliente, duro-blando, alto-bajo) y con ello aumenta la gracia del cuento. Veamos cómo reacciona el osito en las dos versiones al ver a la nena dormida en su cama.  En la de Noñé: “.¡Y aquí está,  durmiendo en la mía!- dijo aplaudiendo Osito”. En la de Edith: “Y el osito bramó: - Alguien ha querido meterse en mi cama y ese alguien allí está…¡dormida!”
            Hay una gran diferencia entre “aplaudir” y “bramar”. Vemos que en los nuevos Bolsillitos existe la voluntad de aproximarse a las versiones originales sin endulzarlas.  La ilustradora de esta nueva versión es Agi.[1]
            Pero la prueba de fuego es Hansel y Gretel, uno de los cuentos más censurados en la historia de la literatura infantil. Ya vimos que en la versión de Noñé  se censuran tres cosas: la muerte de la bruja (Gretel la encierra en el horno apagado), el robo del tesoro de la bruja (los chicos vuelven tan pobres como llegaron) y la muerte de la madrastra (simplemente se había ido).
En la versión de Beatriz, del 3 de enero de 1968, ilustrada por Ruth,  el horno también está apagado y la madrastra también se había ido, pero los chicos roban el tesoro de la bruja y vuelven ricos a su casa. Además, hay otros detalles que la primera versión obvia, como Hansel mostrándole a la bruja el hueso de pollo en lugar de su dedo o el cisne que ayuda a los niños a cruzar el río.




Beatriz también escribió una versión para los Polidoros, el número 21,  de agosto de 1967, ilustrado por Agi. Es más completa, aparece el detalle de Hansel  que mira para atrás para ver donde caen las piedritas, y dice que está mirando a su gatito blanco y, la segunda vez, cuando tira las migas, a su palomita. Pasan tres días perdidos en el bosque y encuentran la casa de chocolate porque siguen a un pajarito blanco, como en el cuento original. También existe el diálogo en verso entre la bruja, dentro de la casa, y los chicos afuera comiendo pedacitos de ella, y el buen recibimiento que les hace cuando entran a la casa. Esta vez el horno está encendido y Gretel engaña a la bruja diciéndole que no sabe cómo hacer para que esta se asome al horno y poder empujarla y “la vieja se dio tal susto que se murió en seguida y Gretel corrió donde estaba su hermano…”  La madrastra también se había muerto.



Esta versión es como el original de los Grimm. Vemos entonces que no era de Beatriz la idea de censurar el cuento, sino que tendría que ver con los Bolsillitos. Entonces vuelvo a preguntarme: ¿por qué nadie  muere en los Bolsillitos? Ni las madrastras malas que abandonan a los niños, ni las brujas que se los quieren comer. Beatriz pudo hacer que los niños se adueñasen de un tesoro ajeno, pero no pudo narrar la muerte de un villano.
Aún hay uno más: La Sirenita de Andersen (aunque sólo diga Beatriz en la tapa) en el número 636.  Las ilustraciones de Agi están basadas en sus primeras ilustraciones, aquellas de 1945 que ganaron un premio en su versión italiana, y que después salieron en la “Colección Regalo” y  en “El diario de mi amiga”. Pero, como pasaron alrededor de dos décadas, el estilo de Agi cambió y estas ilustraciones nos parecen más modernas.
El texto de Beatriz sigue a Andersen, menos en el final, obviamente. Se pueden contar con los dedos las ediciones de La Sirenita que no censuran el poético y trágico final de Andersen.[2]



Disney y los clásicos

            En el capítulo anterior dije que no me interesaba analizar cómo Disney adaptaba los clásicos, pero en este sí me interesa.
            Ya vimos que el Bolsillito número 32  de 1952 es La bella durmiente de Charles Perrault. Al analizar la adaptación de Noñé mencioné que la película de Disney, de 1959, era la peor adaptación de este cuento que conocía. Ahora bien el Bolsillito 413,  de marzo de 1960, es también La bella durmiente, pero en versión Disney. Evidentemente quisieron aprovechar el éxito de la película.




            La esencia misma del cuento de Perrault es el hecho de que la princesa duerme 100 años soñando con un  príncipe a quien no conoce porque aún le falta casi un siglo para nacer. En la versión de Disney el príncipe conoce a la princesa cuando ella acaba de nacer y él tiene 4 ó 5 años, ya que los padres de ambos arreglan un futuro casamiento. Después se encuentran de grandes, cuando ella está en el bosque con las hadas, y se enamoran. Las tres hadas (Flora, Fauna y Primavera) se pasan de tontas. Primero se llevan a la princesa recién nacida al bosque para “protegerla”. ¿Protegerla de qué? Si Maléfica dejó bien claro que se iba a pinchar el dedo cuando cumpliera 16 años. No sólo eso, sino que le revelan su verdadera identidad y la llevan de vuelta al castillo, el mismo día del cumpleaños. ¿Por qué no esperan un día más? Parece que la llevan a propósito el día señalado para que se cumpla la maldición. Primavera había cambiado la muerte por “quedarse dormida hasta que la despierte su verdadero amor”, mientras que el hada más joven de la versión original había dicho simplemente “dormirá 100 años al cabo de los cuales el hijo de un rey vendrá a despertarla” y había hecho crecer un bosque mágico que ocultaba el castillo.
            En esos cien años muchos príncipes escucharon la leyenda de la bella durmiente e intentaron rescatarla, pero murieron en el intento. Hasta que aparece uno que es el elegido,  el bosque lo deja pasar y luego vuelve a cerrarse. Cuando el príncipe llega al castillo y ve a todos inmóviles como estatuas vivientes se turba bastante, pero sigue adelante hasta encontrar a la princesa; ya vimos que el beso no existe. No hay ninguna bruja malvada, sólo una vieja hada enojada porque se olvidaron de invitarla al bautizo y no le dieron cubiertos de oro, que después de dejar su maldición desaparece y no se sabe más nada de ella de ella. La dueña de la rueca es simplemente una anciana que vive en la torre más alejada del castillo y que nunca se enteró de la prohibición del rey.  Las hadas son siete  y no se llevan a la princesa a ninguna parte, la dejan con sus padres en el castillo. No existe ninguna Maléfica que se transforme en dragón, el príncipe no pelea con nadie, ni siquiera con el bosque. No existen ni “la espada de la verdad” ni “el escudo de la virtud”, no hay necesidad de armas, no hay contra quién luchar. Lo que hay es una espera larguísima, cargada de sentidos, para acceder al amor y a la felicidad.
            ¿Cuánto duerme la Aurora de Disney? El tiempo suficiente para que las tres hadas liberen al príncipe de la prisión en la que lo había encerrado Maléfica, pelee con la bruja-dragón, la mate y corra a despertar a la princesa.  Apenas una siestita…
            Disney no entendió el cuento, lo banalizó poniéndole escenas de peleas y violencia, lo despojó de su sentido más profundo haciendo que los príncipes se conocieran antes y, especialmente, no dejando que la princesa durmiera 100 años.
            En la versión de Perrault no se dice el nombre de la princesa. “Aurora” es el nombre de la hija, porque el cuento no termina con la boda sino que hay una segunda parte que no voy a contar porque no es pertinente para el caso. En Disney las hadas la llaman “Rosa”. “Rosa Silvestre“ es el nombre que tiene la princesa en la versión de los Grimm, que sí termina con la boda. Es muy parecida a la de Perrault con unas pocas diferencias: el bosque es de rosales, las hadas son 12, los padres de la princesa también se duermen mientras que en la versión francesa se van y cierran el castillo, y aparece la escena del beso para despertarla.
La cuestión de los nombres de la princesa nos indica que Disney, o quién fuera que haya escrito el guión, conocía tanto la versión de Perrault como la de los Grimm. ¿Por qué entonces ese ataque despiadado a un cuento bellísimo? Lo peor de todo es que la mayoría de la gente sólo conoce la versión de Disney.

Volviendo al Bolsillito, Beatriz adaptó esta versión, respetando su argumento. Sin embargo, parece que había cosas que no le cerraban. Una de ellas es que los príncipes se conocieran de pequeños,  y estuviesen prometidos por sus padres, Beatriz obvia esa parte aunque deja la que se encuentran en el bosque, ya grandes. También suprime las escenas de violencia: Maléfica-dragón no pelea, le da rabia que el príncipe no le tenga miedo y se va, en consecuencia el príncipe no la mata.
 Y, lo màs importante, hace que Aurora duerma dos o tres años:
Pasó un año, y otro, Y otro más. Y la princesita continuaba durmiendo.  Sólo una persona podía despertarla: el príncipe del bosque, ¡Y las hadas fueron a buscarlo!



Nadie que vea la película de Disney puede pensar que pasan tres años, ni siquiera uno. Exagerando, una semana.[3]


Poemas, canciones, adivinanzas y algo más


            Una de las mejores innovaciones que tuvieron los Bolsillitos en su última época fue el rescate del folklore infantil: nanas, canciones de ronda y populares, adivinanzas, refranes, aparecieron con frecuencia, como así también poemas de los autores de Bolsillitos y de otros poetas.



            Con canciones de ronda y populares podemos mencionar:.La señora Cucaracha (753), en la cual figura Martha como autora, es la canción popular que empieza “La señora Cucaracha/ se ha comprado una bombacha…” está ilustrada por Chacha;



Versos para cantar (768), Ruith; La Pájara Pinta (769), Agi;  Corderito y Corderón (792),  Ruth, donde aparecen las canciones “En coche va una niña”, “A la rueda la batata” y “Mi Señor Don Gato”


.Estaba la paloma blanca (809), Ruth;  De diez perritos (817), también ilustrado por Ruth, es la conocida canción donde los perritos van desapareciendo hasta no quedar ninguno.




Todos a cantar (852) es una recopilación de Edith Preston, ilustrado por Agi, en la que aparecen “De allacito”, “Cucu Cucu cantaba la rana” y “Algarrobo, algarrobal”
Cantos de por aquí (786), ilustrado por Ruth, es una antología  de cielitos, huellas y coplas. Duerme, niño (773) son canciones de cuna ilustradas por Chacha, y Versos para el pesebre (816), también de Chacha,  son villancicos.




            Ejemplos de poemas populares son:Ratita y Minero (757);  Pan y Canela (763), ilustrado por Agi, una antología;  Había una vieja virueja (775), ilustrado por Chacha; 





¡Buen viaje! , antología,  ilustrado por Ruth. El tío Simón (780);  El casamiento de la pulga (799), ilustrado por Chacha; A la Rueda Batata (844), otra antología…




Y de poemas de autor El soldadito de plomo  (779) de Tristán Klingsor, ilustrado por Ruth  y algunos de Pedro (Orgambide), como: Candombe (754), ilustrado por Agi (que pintó a los negritos de color carbón) y En el campo (859), ilustrado por Oski, o de otros autores como  Pepito el astronauta (752) de Marciel y Chacha.




            Pero la mayoría son de Beatriz, iustrados por Ruth o Chacha: Versos con grillo y sombrilla (612), Ruth;  Versitos con preguntas (673), Chacha; Versitos con burbujas (706),  Ruth;  Versos, versos (715), Chacha;  Animaluchos y animalotes (736); Ruth; ABC (744), Chacha; Versos con frutas y sol (747), Ruth…



.El Bolsilito 804 El viaje maravilloso es un poema narrativo que cuenta  el primer vuelo en el globo de los hermanos  Montgolfier, tripulado por una oveja, un pato y un gallo. Es de Beatriz y Chacha y salió en setiembre de 1967. [4]




            Las adivinanzas aparecen en Versos con adivinanzas (719), ilustrado por Lydia; Adivina, adivinador (758), Adivinanzas para brujos (785) Saznanivida (851), ambos ilustrados por Ruth ; Cosas para imaginar (864), con ilustraciones de Ele.




            Completan el espectro del folklore infantil los refranes en Los refranes del conejo (802) de Ruth ; 




los colmos en  ¿Qué es lo más más? de Beatriz, ilustrado por Vicky y Diego, los trabalenguas en Tra Tre Tri (793)… y tal vez muchos títulos más que todavía no pudimos encontrar.




            En los últimos años aparecieron algunos cuentos de Inés que, creo, no habían salido antes, por ejemplo: La señora Dógoda (750), ilustrado por Ruth; Un oso con corbata (782), también por Ruth y Dorilo el cocinerito (808), ilustrado por Chacha.




            A pesar de los nuevos aires que traían este recate de la poesía popular, las versiones de los cuentos clásicos, la presencia de nuevos ilustradores, algo sucedió a fines de 1968 que obligó a la editorial a publicar sólo reediciones.



El contexto de los sesenta

            En plena carrera espacial, con la inminente llegada del hombre a la Luna, no podían faltar Bolsillitos que tratasen esos temas.  Podemos mencionar: El Bip-bip-bip (496) de Beatriz y Ruth, que es sobre los satélites artificiales.



Luego aparecieron:  Un tranvía en el espacio (531) , de Beatriz y Mario; El mago astronauta (588), de Beatriz y Leo; Miguel y la estrella (620), de Beatriz y Leo;  Pepito el astronauta (752) de Maricel y Chacha; La luna enojada (760) de Beatriz y Dibea, de diciembre de 1966. En este cuento la luna está enojada porque le mandan satélites y cohetes, pero luego se pone contenta. Por error, le llega una cajita de música y la luna queda fascinada; pero, como se le acaba la cuerda, sueña con un próximo alunizaje cuando algún ser humano pueda llega a darle cuerda a la cajita. Tuvo que esperar casi tres años.






Las fiestas

            Se siguen publicando Bolsillitos de Navidad, Año Nuevo y Reyes.



 Los últimos que tengo registrados son: El camello de Baltasar (714) de Yalí y Ruth;  El pinito de navidad (764) de Yalí y Ruth; El Año Nuevo de Bolsillitos (765), que es un calendario de 1967 con versos de Beatriz ilustrado por Ruth. Seguramente hubo más a fines de 1967.
            El primer cuento de Pascua aparece en 1960: El conejo de Pascua (415), de Beatriz y Agi.  





Más adelante  El huevo de chocolate (465) de Nora y Ruth  y El huevo de Pascua (571), también de Nora y Ruth.





            Continúan apareciendo los cuentos alusivos al carnaval. El último que encontré es ¡Viva el carnaval! (770), una antología de carnavalitos ilustrado por Ruth.



La escuela

             En Puf-Puf va a la escuela (433) siguen los pupitres de madera con su tintero, el pizarrón negro, los portafolios y los delantales tableados. La única diferencia es el de la maestra, que ahora es recto, abrochado por delante, como el de los varones. Lo mismo sucede con los siguientes ambientados en el ámbito escolar. Nada de pizarrones verdes o bancos individuales. Mucho menos pizarrones para marcador, mochilas  o delantales “ponchito”.


Nº443 Puf Puf va a la escuela

Nº567 Flores a la maestra


El barrio

            Miguel, el dueño de  los juguetes, anda con su triciclo por todo el barrio. En Yo soy yo (455), de Beatriz y Ruth, dos hermanos mellizos van solos a la librería, al almacén, a la panadería, a la peluquería a cortarse el pelo, y, finalmente, a la heladería.
            La calle de Hernán (477), de Nora y Ruth, comienza así:
            “Ahora que soy grande, mi mamá ya no va a buscarme a la escuela. Vuelvo solo.”
 Claro que la escuela sólo queda a dos cuadras. Pero Hernán compra en el kiosco, entra a la farmacia para pesarse, ayuda a un mecánico, mira como el cartero abre el buzón para sacar la correspondencia, entra a la tienda de Doña Elena a ver cómo la están pintando y, al final, cruza la calle solo, después de mirar para ambos lados, y corre hasta su casa. Su mamá lo llena de besos y le pregunta: “¿Por qué tardaste tanto en volver de la escuela?” En la ilustración no hay ningún semáforo y está cruzando por la mitad de la cuadra.



            Los cuentos de Panchito también nos recuerdan los negocios de los barrios y el carrito del vendedor ambulante de los helados “Laponia”.
            En los sesenta los chicos seguían jugando en las veredas, a los mismos juegos que antes, y a otros nuevos como “el patrón de la vereda”.
            El primer niño que vive en una casa de departamentos con ascensor es Marcela en ¡Esta es Marcela! (510) quien, entre sus muchas travesuras, se disfraza de astronauta y usa el ascensor como nave espacial. El cuento es de Beatriz y Ruth.





            En Canela y Café (512) es la primera vez en que aparecen mascotas compradas en una veterinaria y no encontradas en la calle. También está escrito por Beatriz; el ilustrador es Csecs.



            En El tranvía 86 (781) de Pedro y Ruth, los tranvías “ya están jubilados”.
En efecto, las diferentes líneas de tranvías de la ciudad de Buenos Aires dejaron de funcionar en entre los años 1962 y 1964.



            Así que aparecen algunos cambios en el barrio, pero los chicos siguen saliendo solos y los supermercados brillan por su ausencia, aunque ya habían aparecido algunos en los sesenta.


La última etapa (diciembre de 1968 a octubre de 1976)

            No sé si ese “algo” que obligó a publicar sólo reediciones habrá sido la ausencia de Beatriz Ferro. Ya vimos que en 1967 empezó a trabajar en el CEAL como directora de “Los cuentos de Polidoro”, pero, además es la directora y redactora de la enciclopedia “El Quillet de los niños” de 1970. ¿Estaba todavía Beatriz vinculada a Abril en esta etapa? Si ya no estaba ¿quién era el responsable de la publicación de los Bolsillitos? ¿Quién decidía que títulos se reeditaban?
            Vimos, en el capítulo 1,  que Abril tuvo problemas en los dos gobiernos de militares  y en el de Isabel Perón, pero alguien decidió que, pese a todos esos problemas, los Bolsillitos siguieran saliendo, aunque fueran los mismos títulos publicados antes. Y siguieron saliendo mientras Abril existió; desaparecieron junto con la editorial que los había creado.
            ¿Valió la pena seguir ocho años más publicando reediciones? Creo que sí porque eso posibilitó que una nueva generación de lectores accediera a los viejos títulos.
            A fines de 1968, además de Puntitos con sorpresa (9-871) pude  descubrir a  Mis juguetes (26-873). En 1969  siguieron saliendo muchos de los más antiguos, por ejemplo: Los siete cabritos (39-874), Los bomberos (40-876), Los burritos (33-881). Pelito Blanco (88-665).



            A partir del 890 empezó a salir la serie de “Panchita”, a partir del 893 la de “Osito, Muñequita y Trapito”, a partir del 804 la de “Las Caperucitas”, a partir del 899 la de “Gatito”. 



            En 1970 comenzó a salir la serie de “La vida en el bosque” a partir del número  927, la de “Los países y sus cuentos” a partir del 931, la de “Los cachorritos” a partir del 946, la de “Historias del mundo” a partir del 956 y la de los “Bolsillitos sabios” a partir del 988 (aunque ya no llevaban ese rótulo en las tapas).




            Ya avanzados los setenta se reeditaban preferentemente los de los sesenta: muchos de los de poemas, los de “Cándida” los de “”El topo amable”, los de “Ada y Adita”, pero también seguían algunos de los cincuenta.



            Hay Bolsillitos que salieron tres veces, por ejemplo: Lauchita Rin-Rin (41-880-1217), Gatito y Rompococo (156-899-1222), La serenata de las Caperucitas (151-900-1225), Domingo, el mago organillero(158-903-1179); ¡Qué verduritas!” (393-957-1262), David contra el gigante (391-956-1259), Chapotín el patito (295-987-1263).



            En 1970  empezaron a salir publicidades en las contratapas. Al principio, con entretenimientos. Por ejemplo, en las contratapas de los números 956 y 957 hay un dibujo para colorear siguiendo un código de números. Está en un recuadro en la parte superior y es una cigüeña que lleva un bebé en el pico. Debajo está el auspiciante “Casa París Bebé”. Pero apareció en pocos números, después siguió Pepe Bolsillitos con sus juegos. Más adelante, en 1971 y 1972, ya eran publicidades de toda la página de los juguetes “Mis ladrillos”, todas diferentes, con distintos modelos para armar. Sin embargo, no aparecían en todos los números y en 1973 ya no estaban. Creo que no hubo más publicidades, evidentemente los primeros setenta fueron años difíciles para la editorial en el aspecto económico.





            Después, ya lo vimos, los problemas eran especialmente políticos. La Editorial Abril fue creada por gente que venía huyendo de regímenes totalitarios europeos,  gente que no dudó en contratar en sus equipos a todos los intelectuales perseguidos por su ideología…¿Cómo podría sobrevivir a un segundo golpe militar? La editorial dejó de existir en 1976 y los Bolsillitos también.



[1] Creo que la mejor versión en castellano de Los tres osos de la Colección “Muñequitos” de Editorial Sigmar, ilustrada por Tadazu Izawa y Shigemi Hijihata. Pero no lo digo por las ilustraciones, que son preciosas, sino por la versión de María Laura Serrano, seudónimo de Julia Daroqui, una gran escritora argentina, injustamente olvidada.
[2] Recomiendo dos ediciones fieles al original de Andersen que también son valiosas por sus ilustraciones: La Sirenita adapatada por Arnica Sterl e ilustrada por Anastassja Archipova, Everest, 2005 y La Sirenita, adaptada por Kypun-Sook Kwon e ilustrada por Gabriel Pacheco, Unaluna. 2009
[3] La versión completa del cuento de Perrault puede leerse en: Charles Perrault, La bella durmiente, traducción de Joëlle Eyheramonno, ilustrado por John Collier, Anaya: Colección Ratón Pérez, Madrid, 1985 o en la versión de Graciela Montes para La mar de cuentos del CEAL, luego reeditada por Gramón-Colihue. La versión alemana: Jacob y Whilhem Grimmm, La bella durmiente, versión castellana de José Miguel Rodríguez Clemente, ilustraciones de Gusti, Barcelona, Ediciones B, 2003.
[4] En 2005 salió un libro-álbum muy hermoso que cuenta esa misma historia: Marjorie Priceman, El globo, Planeta De Agostini: Los mejores cuentos ilustrados, Barcelona, 2016.

4 comentarios:

  1. Rosario Obregon Susana monumental esfuerzo que todos agradecemos ❤️

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  2. Graciela Garcìa Excelente! Cuántos recuerdos, Susana! Es un volver a la infancia por un rato! Gracias por tu trabajo de investigación, es un placer leerlo!❤️😍

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  3. En mi infancia que transcurrió en los años 70 , tuve el agrado de leer los famosos Bolsillitos. Gracias por toda esta información.Saludos desde Montevideo.

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  4. Gracias por tu comentario, Gabriel. Me contaron que en Uruguay solían venderlos en los colectivos. Si querés mandarme tu experiencia como lector de Bolsillitos para agregarla al capítulo 5, podés mandarme un mail a bibliotecahabiaunavez@hotmail.com Saludos, Susana.

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